viernes, 16 de marzo de 2012

Capítulo 3.


Al día siguiente, me levanté casi a la hora de comer y con un terrible dolor de cabeza. En seguida recibí un mensaje de Emma:

“Anoche te vi salir de la fiesta con Doug. ¿Qué pasó al final? ¿Hubo beso como en las pelis? Un beso fea, te quiero!”

Me hizo reír. “Sí, hubo beso como en las pelis”, pensé y contesté su mensaje. Por la tarde quedamos todas para dar una vuelta y claro, como era de esperar una tormenta de preguntas calló sobre mí. Que si que tal besaba el vecino, que si habíamos empezado a salir y bla, bla, bla… La verdad es que me gustaba, me gustaba bastante, era guapo, simpático, amable, vamos, el tipo de chico que es el sueño de cualquier chica…pero no sé, a mí me parecía que no era tanto como para empezar algo serio con él, nada de eso, no estaba enamorada de él, no me hacía sentir especial cuando estaba con él; una y otra vez tenía que repetir esto a las cuatro pesadas de mis amigas, pero nada, no las entraba en la cabeza, me repetían constantemente que yo pedía demasiado, que eso del “príncipe azul” no existía y que por probar a salir un tiempo con Doug no pasaba nada. El problema era que yo no quería probar, yo quería encontrar a ese chico con el que todas soñamos, que nos haga sentir especiales.

(…)

He de decir que la siguiente semana pasó bastante deprisa, aunque este viernes no pudimos tener nuestra habitual “noche de chicas” porque Alice se había puesto mala, así que ese viernes cené sola en casa y después subí a mi habitación a conectarme un rato a internet y así hablar con mis amigas de España a las que echaba mucho de menos. El sábado me levanté a las 09:00, normalmente me gustaba quedarme en la cama durmiendo hasta tarde, pero como mi madre se había dedicado a enseñarme desde que tengo uso de razón “los sábados hay que levantarse y limpiar la casa”. Sonreí para mí. Es como si estuviera aquí conmigo, repitiéndomelo, como solía hacer cuando vivía en Madrid. Bajé a desayunar en pijama, como de costumbre, un vaso de zumo, dos magdalenas y un café con leche. Luego subí a darme una ducha, me puse un pantalón corto de hacer deporte negro, una camiseta básica rosa y los calcetines. Me recogí el pelo en un moño, dejando dos mechones sueltos a los lados y me puse manos a la obra. Lo primero de todo, bajar al salón a poner el cd “Up All Night” a todo volumen. Decidí empezar por la parte de arriba, limpiar el baño, pasar la aspiradora por las habitaciones, ordenar todo y limpiar el polvo. Después a limpiar la cocina y por último el salón.

(Louis)

Después de una semana muy ajetreada con entrevistas en todas partes, ¡al fin un día de descanso! Me levanté, me duché, desayuné y me arreglé para salir: unos vaqueros y una camiseta blanca de pico a juego con las zapatillas. Anoche recordé que aún tenía la libreta de la borde del metro así que ya que hoy no tenía nada que hacer me acercaría a devolvérsela.

- ¡Me voy! ¡Volveré a la hora de comer! –Grité bajando las escaleras para que Harry me escuchara.
- ¡Ok!-Me respondió mientras salía por la puerta.

Me subí al coche, miré de nuevo la dirección en la libreta y me puse de camino. Estaba un poco lejos de nuestra casa, pero llegué sin problemas. “Debe ser aquí”, pensé. “Camden Road, número 16”. Aparqué en frente de la casa, cogí la libreta y me bajé del coche. Me acerqué a la puerta de la casa y toqué al timbre. Escuché que tenía la música puesta a todo volumen, nuestro cd, sonreí, creo que no iba a oir el timbre así que llamé varias veces, pero nada. Cerca de la puerta, había una ventana, y ahí estaba, pasando la aspiradora, cantando y bailando al ritmo de la música. Era una escena graciosa. Dí unos golpecitos en el cristal para ver si me veía, al parecer sí, miró hacia la ventana con una cara un poco extraña, reí un poco y volví a la puerta, esperando que me abriera.

(Carol)

“From the way that we touch, baby, to the way that you kiss on me, it’s everything about you, you, you…”

Era una de mis favoritas, subí más la música (si es que eso era posible), no me importaba que pudiera molestar a los vecinos, total, era por la mañana. Seguí con la aspiradora por el salón prácticamente bailando con ella. Menos mal que nadie me veía en estos momentos porque si no, se mearía de la risa, claro que eso era lo que yo pensaba. Oí como un ruido en la ventana. ¿Hola? ¿Me estoy volviendo loca o uno de los chicos que estoy escuchando ahora mismo está en mi ventana? Fuera quien fuese quería algo, así que, le di al “pause”, apagué la aspiradora y fui a abrir la puerta.

- Buenos días. –Me dijo con una gran sonrisa. ¡Qué sonrisa!-Soy Louis.- Sí, ya me había dado cuenta.- Verás, el otro día, chocamos en el metro y se te cayó esto –sacó la libreta.- Solo venía a devolvértelo. –sonrió de nuevo. Un momento, ¿él había sido el “idiota” que me tiró al suelo? Como dirían los ingleses…Oh My God!
- ¡Hola! – Sonreí mirándole, aún sin creérmelo.- Pues muchas gracias, la verdad es que ya la había dado por perdida.
- Vaya, ¿en serio eres tú la chica que tiré al suelo? Porque juraría que la otra era bastante borde. –Rió un poco.
- Lo siento…-me había sonrojado.- Normalmente no soy así de borde.
- Me acabo de dar cuenta, Carol.- Y otra vez esa sonrisa.
- ¿Cómo sabes mi nombre? –Me hizo un gesto con la libreta alzando una ceja. ¡Genial! Estás quedando como una idiota… - Te invitaría a pasar pero no terminé de limpiar aún.
- Se me ocurre algo mejor, ¿tomamos algo esta tarde? Si no tienes nada que hacer, claro.
-Claro, me parece genial –le sonreí.
- Entonces, a las 18:00 vengo a buscarte.
- Perfecto. –Me devolvió la libreta, al fin y al cabo había venido para eso.- ¿Recordarás la dirección? –Le miré, sonriendo divertida.
- Por supuesto. Luego nos vemos. –Sonrió por última vez yendo hacia su coche.- Por cierto, -se giró.- Estabas muy graciosa bailando con la aspiradora. –Reí algo colorada y vi como se metía en el coche, arrancaba y desaparecía al final de la calle.

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